Normalmente la limpieza de alcantarillado se lleva a cabo dos veces al año como mantenimiento preventivo aunque eso no quiere decir que no se realice más asiduamente en el tiempo, sobre todo si es una zona de mucha carga o que tiene obstrucciones esporádicas frecuentes que puedan perjudicar la buena marcha del alcantarillado.
A la hora de mantener limpio el alcantarillado hay que tener en cuenta que habrá que contar con experiencia y profesionalidad para realizar el trabajo lo mejor posible con las herramientas y objetos necesarios para el trabajo y adaptados a cada red y tubería de que se componga.
Generalmente se usa agua a presión (a veces superior a 150 bares) para acabar con todos los restos que pueda haber. Se presta especial cuidado a las toberas que son piezas enganchadas en la punta de la manguera a presión para deshacer los restos duros que haya tales como raíces de árboles, cemento, etc. que, en ocasiones, se pueden haber arrojado.
En definitiva, se trata de una limpieza que conlleva varios elementos como son:
- Las acometidas, que desechan el agua de los edificios.
- Las alcantarillas, que son conductos debajo de la tierra que transportan y recogen agua y restos.
- Los colectores, que se encargan de conducir el agua a las estaciones de depuración para tratar el agua fecal y pluvial.